Biografía del Fundador 
Texto traducido del libro " Aikidô - Manual Técnico " del Prof. Wagner Büll

 

MORIHEI UESHIBA, fundador del Aikido, nació el 14 de diciembre de 1883, integrando una familia de agricultores, en un área de la Prefectura de Wakayama, conocida hoy como Tanabe. Fue el cuarto, y único hijo varón, entre cinco hermanos. De su padre, Yoroku, hombre muy fuerte, Morihei heredó la determinación de un samurai y el interés por los servicios públicos, e de su madre Yuki, el intenso interés por la religión, la poesía y las artes.

En su niñez era débil y enfermizo, y prefería las lecturas en la casa a los juegos en el exterior. Alrededor de los 8 años de edad comenzó a aprender los clásicos chinos bajo la orientación de un padre shingon, pero lo fascinaban mucho más los rituales esotéricos del budismo. El adoraba escuchar las leyendas milagrosas sobre los santos En no Gyoja y Kobo Daishi, que pasaron parte de sus vidas en el distrito sagrado de Kumano, cercano a la casa de Morihei.

Morihei pensaba en ser algún día un monje budista.

Como un antídoto a los sueños de su hijo, Yoruko le contaba las aventuras de su abuelo, bisabuelo de Morihei, Kichiemon, que había sido uno de los más fuertes samurais de su época, y trataba de impulsar a su hijo a practicar sumo y natación.

Morihei dejó el gimnasio al primer año, las clases lo disgustaban, y su energía pedía algo más práctico. Muy bueno en matemáticas, Morihei ingresó en una academia de Soroban (ábacos) y en menos de un año ya era instructor asistente. Todavía muy joven, se empleó como asesor en una oficina de cobro de impuestos. Era un excelente trabajador, pero durante su período fue obligado a administrar un nuevo impuesto dirigido a los agricultores y pescadores. Convencido de que las reglamentaciones eran muy injustas, se indignó y pasó a ser líder de un movimiento de protesta, lo que desagradó mucho a su padre, miembro del consejo. Yoruko entonces le entregó una suma sustancial de dinero, diciéndole: “Pague esto e intente encontrar algo que realmente le guste realizar”.

Con la esperanza de volverse un gran comerciante, Morihei viajó a Tokio en 1901. Consiguió ahí abrir un pequeño negocio de pertrechos, pero el comercio le agradaba tanto como la administración de impuestos y en pocos meses cerró su local. Durante su breve estadía en Tokio, Morihei descubrió que tenía mucha afinidad con las artes marciales, experimentando enorme placer en sus estudios de Jujutsu, en el Dojo Kito-ryu, y de técnicas con espada en el centro de entrenamiento de Shinkage-ryu. Un caso grave de beri-beri lo obligó a volver a su casa. Poco después, a los diecinueve años se casó con Itogawa Hatsu.

Morihei recuperó rápidamente su salud, pero estaba perdido en lo concerniente a su futuro. Las relaciones entre Rusia y Japón estaban muy mal, cuando entonces decide alistarse en el ejército en busca de aventura. Desgraciadamente, Morihei, que medía apenas 1m 50 cm, estaba algo abajo de la altura mínima exigida.

Extremadamente determinado, pasó varios meses entrenando solo en las montañas, colgándose de los brazos con pesos en las piernas y practicando otros ejercicios para expandir su columna el centímetro necesario.

Morihei fue aprobado en el test físico a la siguiente tentativa, y en 1903 ingresó en la infantería. La incansable energía del joven soldado llamó la atención de sus superiores y fue promovido rápidamente. Morihei era respetado por su apego a los entrenamientos y su increíble técnica en las luchas con bayoneta. Sirvió con distinción en Manchuria durante la guerra ruso-japonesa de 1904-05, mostrando por primera vez su habilidad incomún en anticipar un ataque - él mismo decía que podía sentir cuando una bala estaba viniendo en su dirección aún antes de ser disparada - y su comandante lo recomendó para ingresar a la Academia Militar Nacional. Por varias razones, Morihei desistió de esta posibilidad. Durante los cuatro años que pasó en el ejército mejoró mucho su condición física, volviéndose muy fuerte, y consiguió su primer Menkyo, permiso para enseñar, del arte marcial de Nakai Masakatsu, de la Yagyu-ryu. ( El dojo estaba en Sakai, un suburbio de Osaka, donde Morihei vivía ).

Morihei retornó a su vida familiar y a la agricultura, pero seguía inquieto. Irritadizo y de temperamento fuerte, casi maníaco depresivo, comenzó a actuar de manera extraña, encerrándose en su cuarto por horas, para rezar, levantándose en el medio de la noche para bañarse con agua fría, retirándose a las montañas días enteros.

Preocupado con este comportamiento, Yoruku construyó un dojo en su propiedad e invitó al famoso profesor de jujitsu Takaki Kiyoichi a dar clases. Morihei se sumó a los entrenamientos y su disposición mejoró considerablemente.

Durante este período, Morihei recibió la influencia del maestro Minakata Kumagusu ( el que, casualmente, estudió varios años en Estados Unidos e Inglaterra ). Komagusu era un opositor a la consolidación de los pequeños templos Shinto bajo jurisdicción de los mayores, principalmente porque entendía que los sentimientos de los moradores locales serían ignorados.

Morihei apoyaba esta posición, escribiendo peticiones, cartas de protesta a los periódicos, organizando demostraciones, etc.  El compromiso de Morihei con estas tareas aumentó su interés en la política nacional; cuando el gobierno reclutó voluntarios para colonizar las tierras casi inexplotadas de Hokkaido, Kamagusu consideró las posibilidades, especialmente a la luz de las futuras necesidades de alimentos en el Japón. El espíritu pionero de Morihei de “crear algo de la nada” afloró en él, y todavía más, había en la pequeña ciudad muchos agricultores y pescadores sin trabajo. Fue organizando entonces un encuentro y más de ochenta personas emigraron en masa. En la primavera de 1912, Morihei, a los veintinueve años, con su esposa y su hija de dos años, lideró el grupo para la región de Hokkaido.

El grupo se estableció en un área al noroeste de la isla, cerca de la villa de Shirataki. El comienzo fue difícil - nadie sabía como plantar batatas y anticipar heladas, veranos fríos e inviernos rigurosos que se sucederían por tres años.

Teniendo que sobrevivir con vegetales silvestres y pescados, muchos pioneros comenzaron a regresar a sus casas y no dudaron en culpar a Morihei por su infortunio. Felizmente las circunstancias mejoraron con la gran necesidad de madera y la villa prosperó. Un incendio que destruyó el distrito central fue un trágico incidente, pero gracias a los incesantes esfuerzos de Morihei, todo fue reconstruido en un año. Fue electo para el consejo de la villa y era respetuosamente conocido como el “Rey de Shirataki”

El evento más significativo de la estadía de Morihei en Hokkaido fue su encuentro con Sokaku Takeda, gran maestro del Daytio-ryu Aiki-jutsu.

Por tradición el Dayto-ryu fue fundado alrededor del 1100 A.D. por Minamoto (Genji) Yoshimitsu, descendiente de la sexta generación del Emperador Seiwa. El hijo de Yoshimitsu, Yoshikiyo, se mudó a Koga (actualmente Prefectura de Yamanashi) y fundó el clan Takeda; el arte era transmitida secretamente entre los miembros de la familia, de generación en generación. En 1574, Kunitsugu Takeda se mudó a Aizu (Prefectura de Fukushima) donde las técnicas especiales “Oshiki-Uchi” (también conocidas como o-dome) fueron enseñadas exclusivamente a los más elevados samurais de Aizu-han en los siguientes trescientos años.

Actualmente, el origen de la Dayto-ryu parece menos antiguo y más prosaico. Soemon Takeda ( 1758-1853 ) enseñaba un sistema conocido como Aiki-In-Yo-Ho, “el sistema Aiki del Yin y el Yang”, que pasó a Tanomo Saigo, jefe de los siervos del “Señor” de Aizu. Saigo también había entrenado las técnicas con espada Misoguchi-ryu y la ciencia militar Koshu-ryu. Los samurais de Aizu eran sustentadores irreversibles del antiguo régimen militar y resistían con bravura el nuevo gobierno Meiji, estando entre los últimos a rendirse en 1868. Con la certeza de que Tanomo había muerto en la batalla final con las fuerzas imperiales y determinados a preservar la honra del nombre Saigo, su madre, su esposa, sus cinco hijos y otros catorce miembros de su familia se suicidaron colectivamente. Mientras, lo cierto es que Tanomo no había muerto. Después de esta tragedia entonces él sirvió como monje budista en varios distritos y adoptó a Shiro Sida como hijo-discípulo. El extremadamente talentoso Shiro se graduó en las técnicas Oshiki-Uchi, aplicándolas más tarde, con gran efecto en el reciente fundado Kodokan, escuela de Judo de Jigoro Kano. Fue en un torneo abierto en 1889 en que el instructor-asistente Shiro dominó a todos los adversarios con una técnica de Oshiki-Uchi conocida como Yama-Arashi (tempestad de la montaña), asegurando así la reputación del Kodokan. (La historia de Shiro fue llevada a la ficción en las series de novelas y películas de Sanshiro Sugata).

Poco más tarde Shiro, probablemente indeciso entre su deuda con su padre adoptivo y su respeto por Jigoro, abandonó la práctica de ambos sistemas, se mudó a Nagasaki y pasó a ser devoto del tiro con arco y flecha clásico - Kyudo - durante el resto de su vida.

Felizmente, Tanomo tenía otro gran discípulo; Sokaku Takeda (1860-1943), nieto de Soemon. ( Una vez que el padre de Sokaku, Sokichi, se decidió por el Sumo, en lugar del Aiki-In-Yo-Ho, la tradición de la familia pasó temporariamente para un “miembro de afuera”).

Sokaku no era novato, todavía muy joven había conseguido la licencia para enseñar de Ona-ha Ittoryu - técnica de espadas, la misma que había estudiado el “santo espadachín” Kenkichi Sakakibara de Jijishin-Kage-ryu. Un espadachín del demonio, Sokako “trastornó”  los dojos de todo el país, metiéndose en millares de combates en los que casi nunca perdía. Documentadamente tuvo más de una batalla con la espada verdadera, en una oportunidad tuvo una pelea con un grupo de trabajadores de la construcción y mató a siete u ocho de ellos.

Cuando Tanomo transmitió su último conocimiento para Sokaku en 1898, le dijo: “El camino de la espada acabó, de aquí en adelante haga que estas maravillosas técnicas sean conocidas en todo lugar”.

Sokaku modificó las técnicas Oshi-Uchi basado en sus largos años de experiencia práctica y denominó su nuevo sistema como Daito-ryu Aiki-jutsu, siendo por derecho considerado su fundador.

Ahora un maestro invencible de Aiki, Sokaku viajaba por todas partes, atrayendo un gran número de discípulos; tenía una gran reputación por haber tenido cerca de treinta mil discípulos y todos los “budokas” de renombre de aquella época fueron sus alumnos de un modo u otro. Uno de ellos fue un occidental, un americano llamado Charles Perry.

En 1903, Perry, un profesor de inglés de escuela secundaria en Sendai, viajaba en tren y pidió al inspector que verificase el boleto de primera clase de un hombre vestido como japonés. Cuando Sokaku quiso saber porque solamente a él se le pedía mostrar el billete, el inspector le indicó que el caballero americano dudaba que perteneciera a ese vagón. Nervioso Sokaku se puso de pie y fue hasta Perry a pedir explicaciones. Perry se levantó, convencido que su metro ochenta y dos intimidarían al pequeño Sokaku, pero este agarró sus muñecas y aplicó lo que hoy se conoce como Yonkyo, e hizo arrodillar del dolor a Perry. Luego se retiró a su lugar.

Después de pedir disculpas humildemente Perry pidió permiso para aprender un poco del arte. La historia sigue de tal modo que más tarde Perry relató este encuentro e detalles de sus estudios con Sokaku al Departamento de Estado en Washington; Teddy Roosevelt supo de la historia y pidió que alguien fuese enviado para enseñar a los Estados Unidos. Shinzo Arada de Sendai fue enviado por algunos meses y es muy probable que un presidente de los Estados Unidos haya tomado conocimiento personalmente de los misterios de Aiki antes de Morihei Ueshiba.

Sokaku nunca tuvo un dojo propio permanente, prefiriendo atraer discípulos en encuentros del tipo que tuvo con Perry, en disputas con maestros de Kendo y Judo -el perdedor se tornaba discípulo del ganador- y en demostraciones formales. Sokaku tomaba un pedazo de papel torcido por una punta y pedía a un voluntario que tomase la otra punta; de repente esa persona se encontraba en el suelo. Luego pedía que asegurasen firmemente sus manos en la espalda, e invitaba a los participantes a intentar derribarlo; independientemente de la manera que viniesen o la forma en que lo intentasen, no lo conseguían. Finalmente pedía a todos los presentes agarrarlo al mismo tiempo, y en un instante eran proyectados volando.

Otro de sus trucos favoritos era ser levantado en lo hombros por cinco o seis de los espectadores más altos. Sokaku de algún modo conseguía que cayeran con él encima, haciéndoles permanecer inmóvil hasta que los dejase levantar.

Innecesario es decir que muchos de los espectadores se volvían alumnos de Sokaku después de estas importantes perfomances.

Morihei conoció a Sokaku en 1915 durante una estadía en Engaru. Aunque Morihei era muy fuerte, en una ocasión fue confundido con Sokaku ya que eran muy parecidos físicamente - él no era parejo para el maestro de Dayto-ryu. Inmediatamente dejando todo de lado Morihei permaneció estudiando con Sokaku por un mes ( sus amigos dejados en Shirataki pensaban que hubiese muerto en una nevisca ), el mínimo exigido para el certificado Shoden Mokuroku de 118 técnicas básicas. A su retorno Morihei construyó un dojo en su casa e invitó a Sokaku a vivir en ella. En 1917 Morihei comenzó a acompañar a Sokaku en viajes para seminarios, habiendo mandado a su familia de vuelta para Tanabe en Wakayama, debido al intenso frío.

En 1919 llegaron noticias de Tanabe sobre el grave estado de salud de Yoruko, entonces con 76 años; Morihei vendió algunas propiedades en Shirataki, dejó las restantes para Sokaku, y partió de Hokkaido. En el camino de vuelta a su casa -un viaje de diez días en aquellos tiempos- Morihei impulsivamente paró en Ayabe, centro de la nueva religión Omoto-kyo sobre la cual oyera hablar mucho,  para pedir ayuda a un sacerdote por la salud de su padre. Ahí conoció a Onisaburu Deguchi, maestro supremo de la religión que le dijo “su padre estará mejor en el lugar para donde está yendo”

La atmósfera “de otro mundo” de Ayabe envolvió a Morihei haciéndolo permanecer ahí por tres días antes de continuar viaje. Cuando llegó a su casa descubrió que su padre ya había partido “para un lugar mejor” como Onisaburo había previsto. Extremadamente desolado y confuso, Morihei prácticamente no comió ni durmió durante los próximos tres meses; todas la noches iba para las montañas y se ejercitaba locamente con su espada hasta el amanecer. Por fin anunció la intención de vender las tierras de sus ancestros y mudarse para Ayabe a estudiar Omoto-kyo.

Como muchas otras religiones nuevas en Japón, la Omoto-kyo, “La enseñanza del gran origen” era una mezcla de mitología Shinto, shamanismo, cura por la fe y culto a la personalidad, y se encontraba en el auge de su popularidad, con más de dos millones de adeptos. Fue fundada por Nao Deguchi, una mujer de campo semianalfabeta, cuya vida en los comienzos no fue otra cosa que pura miseria. Extremadamente pobre desde el nacimiento, fue forzada a trabajar como criada a los diez años; su casamiento con el agricultor más pobre de la región fue trágico y de sus ocho hijos tres murieron en la infancia, dos huyeron de casa y dos se volvieron locos.

Su marido muere cuando ella tenía treinta años aumentando su miserable condición. En 1892 tuvo una “revelación” de Tenshi-kane-no-kami, el Gran Dios del Universo, de que un Mesías sería enviado para establecer el Reino de Dios en la tierra y de que ella debía ser su profetisa.

En 1898, Nao conoció a Kisaburo Ueda, un joven inteligente, que decía haber conseguido abandonar su cuerpo, viajar por todas las regiones del mundo espiritual y aprender los secretos del cosmos. Nao reconoció en Kisaburo (que más tarde cambió su nombre por el de Onisaburo) como el salvador prometido, y después de su casamiento con él y con su hija Sumiko, iniciaron juntos la secta religiosa.

Cuando Morihei inició su decisión de mudarse para Ayabe a estudiar Omoto-kyo, todos sus amigos y su familia, inclusive su esposa, pensaron que estaba loco. Mientras, no podía detenerse, y en la primavera de 1920 con su familia alquiló una casa cerca del principal templo Omoto-kyo. ( Este año fue sin duda el peor en la vida de Morihei. Además de la muerte de su padre y la dolorosa decisión de abandonar se casa en Tanabe, dos de sus hijos, Takemori de tres años y Kuniharu, de uno, contrajeron un virus y murieron con un intervalo de tres semanas. Su único hijo vivo, Kisshomaru, nació en 1921.

En los siguientes ocho años Morihei fue asistente de Onisaburo, enseñó budo en el “Ueshiba Juku”, comandó el cuerpo de bomberos local, trabajó en el campo y estudió las doctrinas de la Omoto-kyo, especialmente Chinkon-kishin, “calmar el espíritu y retornar a lo divino”.

Onisaburo era un pacifista y pensaba en un desarme universal. Una vez dijo: “los armamentos y las guerras son los medios por los cuales los propietarios de tierras y los capitalistas obtienen sus lucros mientras el pobre debe sufrir. No existe en el mundo nada más maléfico que la guerra ni más innecesario que los armamentos”.

Por qué él recibió tan bien a Ueshiba, construyó un dojo para él y recomendó a los seguidores de la religión Omoto que fuesen sus alumnos ?. Esto se debió a que Onisaburo llegó a la conclusión de que el propósito de Ueshiba en la tierra era “enseñar el verdadero significado del budo, un camino para eliminar todo tipo de luchas y competiciones. Onisaburo estaba siempre en constante choque con las autoridades debido a su posición pacifista y también por su creencia de que él era el salvador del mundo y por lo tanto debía ser proclamado emperador para dirigir el estado japonés.

En 1921 fue apresado y liberado algunos meses más tarde debido a la amnistía general proclamada después de la muerte del Emperador Taisho. En 1924, Onisaburo planeó la fundación de un “Reino Divino en la Tierra” en Mongolia, lugar  de la nueva Jerusalén, con la ayuda de varios grupos religiosos chinos y coreanos, cerrados.  Onisaburo creía que si conseguía unificar Asia dentro de una gran tradición espiritual finalmente todo el mundo podría ser organizado en una asociación de amor y fraternidad bajo su propia dirección. Considerando que Onisaburo estaba siempre bajo una continua vigilancia policial, un grupo de cinco personas con Ueshiba como guardaespaldas partió prácticamente en secreto para Mongolia. Llegando a China en febrero Onisaburo se anunció como el Dalai-Lama, encarnación de Maitreya Buddha, por quien todos estaban esperando. Sin embargo sus anfitriones chinos no estaban nada impresionados y solamente después de muchas dificultades y aventuras (en las cuales las habilidades de Ueshiba para evitar las balas fueron muy importantes) el grupo pudo llegar a destino.

Sin embargo el grupo, de alguna forma, alarmó a los propietarios del lugar escogido por ellos, los cuales los aprisionaron, encadenaron y enviaron a un pelotón de fusilamiento. Felizmente algunas horas antes de la ejecución el cónsul japonés intervino y Onisaburo, “el Salvador” y sus seguidores fueron salvados en los últimos instantes de la muerte. Los miembros de esta fantástica expedición fueron recibidos como héroes a su retorno en julio del mismo año.

En 1935, Onisaburo, su mujer y cincuenta y dos de sus seguidores más próximos fueron apresados y sentenciados a prisión perpetua. Todos los lugares donde funcionaba la organización fueron dinamitados y el movimiento reprimido en su totalidad.

En 1942 Onisaburo recuperó su libertad y los últimos cinco años que pasarían hasta su muerte se dedicó a estudiar, escribir poemas y al arte en porcelanas. La Omoto-kyo fue revivida después de la guerra pero nunca más se recuperó del impacto de la muerte de Onisaburo, el líder carismático. Actualmente el número total de seguidores es de alrededor de 200.000.

El estudio de la religión Omoto y su asociación con Onisaburo afectaron profundamente la vida de Ueshiba. Tanto que su relación con el maestro Sokaku Takeda fue alterada. En 1922, Morihei invitó a Sokaku para Ayabe a una estadía de seis meses, y Sokaku le dio permiso para actuar como su instructor (shihandai) de Dayto-ryu Aikijiujitsu. Por lo menos otros veinte alumnos de Takeda recibieron este permiso para enseñar, y Morihei nunca recibió, formalmente, la transmisión completa de las técnicas secretas de Dayto-ryu Aikijiujitsu.

Morihei decía que mientras Sokaku Takeda la abría los ojos para la esencia del Budo, su iluminación vino a través de sus experiencias en la religión Omoto.

Onisaburo fue quien aconsejó a Morihei a iniciar su propia tradición pues los métodos de Dayto-ryu eran exageradamente orientados para el combate y no podrían ser utilizados como un medio para unir el hombre a Dios y promover la armonía entre todas las personas.

Desde el principio los dos sistemas se diferenciaban en su teoría y en su práctica. De cualquier forma Sokaku continuó visitando a Ueshiba hasta los últimos días de su vida, cuya muerte ocurrió en 1943, aún después de Ueshiba tener su propio centro de entrenamiento en Tokio.

Morihei siempre pagó sus cuentas y trató a su maestro con todo respeto, sin embargo sin entusiasmo pues tenía otras ideas. Su estadía en China también tuvo un gran efecto sobre Morihei. Después de su retorno a Ayabe el entrenó mucho más intensamente que antes, armando por ejemplo a sus alumnos con espadas verdaderas y pidiéndoles que lo cortaran en dos pedazos. En el plano espiritual los entrenamientos también estaban presentes. Todas las mañanas a las 11 horas la sala de estar de Ueshiba vibraba violentamente con un fuerte sonido que Ueshiba producía al rezar en el altar de su casa, entre otros ejercicios con finalidades de purificación espiritual.

En una mañana de primavera de 1925 un instructor de Kendo, deseando tantear la reputación de Ueshiba fue hasta su Dojo en Ayabe. Este oficial decidió atacarlo y Ueshiba usando su sexto sentido desviaba instantáneamente los ataques de este hombre experimentado. Después que el oficial se fue Morihei se retiró a su jardín a descansar. Repentinamente se sintió bañado como por una luz divina, el suelo pareció temblar como si una onda brotase de él y entrase en su cuerpo. Morihei imaginó que había sido transformado en un ser divino que llenaba el espacio y la barrera entre el mundo material y el espiritual había sido vencida por él.

“Yo soy el Universo” decía Ueshiba. Llegó a la conclusión de que el verdadero significado del Budo es el amor, amor que se nutre y cuida de todos los seres. En esta época Morihei tenía 42 años de edad. Su dojo en Ayabe, el Ueshiba-Juku fue originalmente creado para recibir a los devotos de la religión Omoto pero como la fama de Ueshiba se esparció a otras personas fuera de la religión muchos millares pidieron el ingreso a su dojo. El caso de Kenji Tomiki, un judoca famoso que más tarde formó su propio estilo es típico de este período. Cuando algunos alumnos de Ueshiba dijeron a Tomiki que fuera a conocer a su maestro, Tomiki dijo que sus colegas se reirían de él si supiesen de ese encuentro pues pensaban que la fama de Ueshiba era pura fanfarronería. Los alumnos prometieron no revelar a nadie el encuentro. Tomiki fue presentado a Ueshiba e inmediatamente avanzó sobre él, siendo asegurado y derrotado en el piso. Pidió una segunda oportunidad para poner todo de sí y acabó siendo proyectado para otro lado del Dojo. Medio atontado saludó a Ueshiba y le dijo “Quiero ser su discípulo”.

Morihei pasó los años 1925 y 1926 en Tokyo enseñando a pedido del Almirante Takeshita y otras personas famosas. En medio de varios viajes Ueshiba acabó enfermándose y el médico le recomendó reposo completo.

Sin embargo aún enfermo Ueshiba frecuentemente todavía era capaz de ejecutar sus técnicas libres de Aiki. Aiki es tal vez el más reciente ejemplo de superioridad de la mente sobre la materia. El poder del ki no disminuye con el tiempo y no depende de las condiciones físicas del practicante.

Por ejemplo, cerca del final de su vida Sokaku Takeda insistía en continuar enseñando pese a tener su lado derecho paralizado por un derrame, y existe una historia de que aún estando en su lecho de muerte proyectó a un judoca 6º dan al suelo en un momento de desentendimiento.

Después de una temporada de seis meses la salud de Ueshiba mejoró. Onisaburo recomendó a Ueshiba a separarse de la Omoto-kyo y dirigirse a Tokio a fundar su propio camino, su “Do”. En 1927 Ueshiba y su familia alquilaron una casa en Suramachi, distrito Shirogane Shiba, en Tokio, y Morihei daba clases en el salón de billar que fue adaptado, y pertenecía al príncipe Shimazu, que era uno de sus protectores. En 1928 Ueshiba se mudó para un barrio mayor, en Mita, y al año siguiente a uno mucho mayor en Kuruma Machi. Debido al creciente número de alumnos, compró un terreno, donde actualmente se encuentra la sede central mundial del Aikido, el Hombu Dojo.

Mientras el dojo estaba siendo construido, Jigoro Kano el fundador del Judo fue a visitar a Ueshiba en un lugar provisorio que quedaba en Mejiro. Después de ver las técnicas le dijo “Este es mi Budo ideal, el verdadero Judo”. Entonces fue que mandó a sus mejores discípulos del Kodokan a estudiar con Ueshiba, e inclusive uno de ellos, Minoru Moshizuki acabó desenvolviendo su propio estilo.

En 1931 el Dojo en Ushigame, llamado “Kobukan” fue finalmente concluido. Una sociedad para el desenvolvimiento del Budo fue fundada en 1932, teniendo a Ueshiba como instructor jefe. Gozo Shioda inició la práctica en esta época. Siempre hubo una relación muy próxima entre el Aikido y la esgrima japonesa. Sokaku y Morihei eran dos grandes espadachines y por un período existió un departamento de Kendo en Kobukan.

Morihei, evidentemente preocupado en que su hijo Ueshiba sería el sucesor, y que por otro lado era mucho más un intelectual que se interesaba por los libros, adoptó un joven espadachín que se llamaba Kiyoshi Tanaka en la familia, pero este se separó de la misma algunos años más tarde por razones desconocidas.

Próximo al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Ueshiba estaba extremadamente ocupado en la enseñanza en Kobukan, también dando clases especiales en las academias militares y de policía más importantes, y además para actores, danzarines y luchadores de sumo.

A continuación se relata una de las muchas historias de este periodo:

El famoso general Miura, un héroe de la guerra ruso-japonesa, fue estudiante de Dayto-ryu y oyó hablar de Ueshiba a través de Takeda. Un día fue a visitar a su “compañero” para ver lo que este tenía para ofrecerle. A pesar de que al comienzo estaba desconfiado de la eficacia de las técnicas de Ueshiba, Miura decidió entrenar. Para convencerse consiguió unas aulas para Ueshiba en la Academia Militar de Toyama. Los estudiantes de “Jukendo” de esta academia eran famosos por su ferocidad y tamaño físico aventajado. Cuando Ueshiba llegó le pidieron que usase una armadura porque era un peligro enfrentar sus bayonetas sin la misma. Ueshiba pidió que lo atacasen en grupo lo que así se hizo, sin que ninguno de ellos alcanzara a Ueshiba.

En 1942 fue para Ywama presintiendo un final infeliz para Japón en la guerra, construyendo un Dojo al aire libre. La guerra vació el Kobukan y Morihei cansado de los problemas administrativos de dirigir un gran centro fue para Ywama, donde podría idealmente conciliar la agricultura con el Budo. “Budo y agricultura son la misma cosa” decía. Dejó a su hijo en el puesto de mando del Kobukan.

Allá entonces vivió calmadamente Ueshiba construyendo el Templo Aiki y el Shuren Dojo en un terreno que había comprado anteriormente. Ywama puede ser considerado el lugar de nacimiento del Aikido, el camino de la armonía. Antes de mudarse para Ywama su sistema se llamaba Aikijutsu y posteriormente Aikibudo.

Durante los años de 1942 a 1952 Morihei perfeccionó las técnicas y perfeccionó la filosofía religiosa del Aikido. En 1948 el Aikikai ( Asociación de Aikido ) fue fundada para promover el Aikido en el Japón y el exterior. Morihei dejó esta tarea a su hijo y sus principales discípulos, prefiriéndose dedicar a los entrenamientos en Ywama. Se levantaba todos los días a las cinco de la mañana y rezaba y meditaba por varias horas, luego practicaba la agricultura o estudiaba dependiendo de las condiciones meteorológicas.

Saito Sensei, el actual responsable del dojo de Ywama recuerda: “Cuando el fundador meditaba, el aire se impregnaba de un intenso sentimiento de espiritualidad, y cuando terminaba nosotros podíamos sentir el calor de  su amor y compasión. La agricultura y el Aikido eran su vida y el mundo entero su dojo”.

El rápido crecimiento del Aikido después de la guerra bajo la dirección de Hombu Dojo, actualmente edificado en tres pisos en Tokio es bastante conocida. Morihei se volvió famoso como “O Sensei”, el maestro de Aikido y recibió un gran número de condecoraciones del gobierno japonés. Hasta el final de su vida Morihei pulió cada vez más su técnica, manteniendo su dedicación en los entrenamientos intensos.

En la primavera de 1969 Morihei enfermó severamente, diciéndole a su hijo: “Dios me está llamando”. Hospitalizado el diagnóstico fue un cáncer de hígado. El 15 de abril las condiciones de salud fueron críticas, y sus numerosos discípulos y amigos le hicieron las últimas visitas.

“Aikido es para todos”, decía. “No entrenen por razones egoístas, sí para todas las personas y en todos los lugares”.

Al comienzo de la mañana del 26 de abril de 1969, Morihei Ueshiba, de 86 años de edad tomó entonces la mano de su hijo Kisshomaru, sonrió y le dijo: “Ocúpese de todo”, y murió. Dos meses después su esposa Hatsu lo siguió.

Las cenizas de Morihei fueron quemadas en el templo de la familia en Tanabe, una parte de su cabello guardado en el templo de Ayabe y otra en el Kumano Juki Dojo ( dirigido por Hikitsuchi Sensei  el único alumno en recibir oficialmente el 10ª Dan de Ueshiba ).

Todos los años una ceremonia en memoria de Ueshiba es realizada en el templo Aiki en Ywama.

Traducido por Ricardo López - Prohibida su utilización sin autorización

  Retorno